Georgetown Americas Institute

Las mujeres parten en peores condiciones para enfrentar esta crisis, presentan una menor participación laboral, les afecta más el desempleo y se concentran más en sectores vulnerables y de baja productividad. Por otro lado, la crisis exacerba la informalidad del trabajo al que han estado sometidas las mujeres históricamente, y ha evidenciado la segregación ocupacional en razón de género, en la cual las mujeres se concentran en sectores económicos menos especializados, más precarios y con mayor vulnerabilidad (CIM, 2020). Desigualdades estructurales que hoy se han profundizado frente a las medidas de cuarentena y distanciamiento social tomadas por los gobiernos para la contención del virus, y que se profundizan con la realidad que viven las mujeres frente al trabajo de cuidado no remunerado. Conforme a diferentes estudios, se demuestra que las mujeres asumen tres veces más que los hombres el trabajo del hogar y cuidado no remunerado, alejándolas aún más del mercado de trabajo.

Siendo América Latina y el Caribe la región con mayores niveles de desigualdad, entre 2002 y 2017 se produjo un aumento del índice de feminidad de los hogares en situación de pobreza, que alcanzó a 113 mujeres por cada 100 hombres (CEPAL, 2019). Todo apunta a que la crisis socio-económica derivada de la actual pandemia acentuará la feminización de la pobreza en nuestro continente. El Global Gender Gap Report (2020) indica que, al paso actual, tomará 59 años para cerrar las brechas de género en Latinoamérica y el Caribe.

¿Cómo asegurar la reinserción laboral de las mujeres sin retrocesos en los avances hasta hoy alcanzados? ¿Qué desafíos plantea la emergencia de los cuidados frente al empoderamiento económico de las mujeres? ¿Cómo impacta la crisis económica en la vida de las mujeres? 

Sobre estos temas buscaremos perspectivas de análisis que contribuyan a la toma de decisiones en torno a la reactivación económica de la región para asegurar que las mujeres no queden atrás.