Expertos debaten sobre las oportunidades desaprovechadas de América Latina en las cadenas de valor globales
El 4 de abril de 2024, el Georgetown Americas Institute recibió a Everett Eissenstat de Squire Patton Boggs, Anabel González del Banco Interamericano de Desarrollo y al director fundador de GAI, Alejandro Werner, para una discusión sobre los cambios de políticas necesarios para mejorar la participación de América Latina y el Caribe en las cadenas globales de valor (CGV). Para establecer el tema de la discusión, Davin Chor de la Tuck School of Business de Dartmouth College realizó una presentación magistral titulada “Cadenas de suministro globales: América Latina y la inminente ‘gran reasignación’”.
Las CGV han experimentado importantes perturbaciones en los últimos cinco años como consecuencia de la pandemia de COVID-19, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y los conflictos en Europa y Medio Oriente. Si bien algunos comentaristas, formuladores de políticas y economistas ven que en este contexto surgen oportunidades para que América Latina y el Caribe (ALC) se reinserte en el mercado global, aún quedan muchos desafíos por delante para la región. Los panelistas discutieron el estado actual de las CGV y lo que ALC puede hacer para beneficiarse de estas circunstancias.
Cadenas de suministro globales, América Latina y la gran reasignación que se avecina
Chor presentó su trabajo junto con la coautora Laura Alfaro, de la Escuela de Negocios de Harvard, que examina los principales cambios en las CGV a lo largo de las últimas dos décadas. Señaló que en las décadas de 1990 y 2000, muchos argumentaron que las cadenas de suministro globales mejorarían la eficiencia al permitir que las empresas realizaran operaciones en los lugares donde tenían la mayor ventaja competitiva. Sin embargo, en la última década, estas opiniones han cambiado a medida que los desastres naturales, el cambio climático, la pandemia de COVID-19, las preocupaciones por la seguridad nacional y la guerra entre Rusia y Ucrania han provocado inestabilidad global. Ahora el consenso ha cambiado y el entendimiento común es que las cadenas de suministro en expansión exponen a las empresas a un mayor riesgo de sufrir interrupciones.
Chor ve esto como parte de una reacción más amplia contra la globalización en los países desarrollados. En su próximo artículo, Chor y Alfaro discuten este cambio en términos de socios comerciales, productos involucrados, modo, posición en la cadena de valor y actividad manufacturera. Argumentaron que todavía no se está produciendo una desglobalización absoluta, sino que ha habido una reorganización de la actividad económica mundial. Su investigación encontró que una disminución del 5% en la participación de las importaciones de China en los Estados Unidos está asociada con un aumento en la participación de las importaciones estadounidenses de lo que podrían considerarse naciones “más amigables”, como Vietnam o México. Sin embargo, Chor advirtió que estos cambios ya se han asociado con el aumento de los costos para el consumidor. También encontraron un aumento en el “nivel inicial” de las importaciones estadounidenses, lo que significa que el país está importando bienes que no están listos para el consumidor final.
Según Chor, las empresas ahora son más intencionales a la hora de crear estrategias e invertir en la reorganización de las cadenas de suministro, pero ese interés en el “amigo”, el “casi” y el “re-shoring” responde en gran medida a las políticas del administración estadounidense. Por ejemplo, Chor y Alfaro informaron que la caída del empleo en el sector manufacturero de Estados Unidos ha tocado fondo y se está recuperando ligeramente; sin embargo, las causas de esto no están necesariamente relacionadas con la guerra comercial.
Chor señaló que México superó a China en 2023 como la mayor fuente de importaciones estadounidenses. Por tanto, existen oportunidades para que la región recupere una porción de la actividad manufacturera mundial. Al mismo tiempo, advirtió que esto podría ser simplemente un desvío de productos chinos esencialmente terminados. También advirtió que estos cambios podrían ejercer presión sobre el mercado laboral de la región y la política comercial con Estados Unidos.
El nuevo entorno para el comercio internacional, la inversión y las relaciones económicas
Dadas las tendencias de la globalización y el impacto de efectos disruptivos como la pandemia, las guerras comerciales y los conflictos en Europa y Medio Oriente, González y Eissentstat iniciaron el panel principal evaluando la posible reconfiguración de las CGV y exploraron los impactos resultantes de las políticas de desglobalización.
González destacó tres factores que afectan el nuevo entorno comercial global. En primer lugar, el panorama de las cadenas de valor mundiales está cambiando, pero subrayó que no hay señales de un retroceso generalizado de la globalización. Sin embargo, las tensiones comerciales y los flujos de inversión están cambiando debido a la mayor incertidumbre y las crisis agravadas. En segundo lugar, planteó que incluso cuando los conflictos externos se vuelven más desafiantes, el comercio sigue siendo resiliente, y citó la pandemia de COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania como ejemplos de crisis que no lograron alterar completamente el comercio global. Finalmente, si bien el mundo ha evitado el peor de los casos de desvinculación total del comercio entre China y Estados Unidos, ciertamente ha habido cierta desvinculación que tendrá consecuencias no deseadas.
En cuanto a los multilaterales, González afirmó que la Organización Mundial del Comercio (OMC) seguirá siendo una institución importante porque el comercio basado en reglas es fundamental para brindar mayor certidumbre al entorno comercial. La OMC ha podido facilitar acuerdos plurilaterales sobre regulaciones nacionales, aumentar las conversaciones sobre el papel del comercio en la sostenibilidad ambiental y el comercio digital. En general, advirtió que el comercio regional debe hacer hincapié en una mayor cooperación regulatoria y coordinación en las cadenas de suministro, además de abordar el acceso a los mercados.
Eissenstat describió cómo shocks externos como la pandemia, la sequía en el Canal de Panamá, la guerra en Medio Oriente y otras crisis están afectando dramáticamente a las empresas, obligándolas a crear planes de contingencia. Las empresas están desarrollando nuevos proveedores para los productos requeridos. Al adquirir materiales, las empresas no solo consideran las formas más eficientes de hacer llegar los productos al consumidor, sino también de dónde proviene el producto, cómo se fabrica y qué vulnerabilidades están asociadas con su abastecimiento. Parte de esto está impulsado por consideraciones de seguridad nacional.
Eissenstat también explicó que dos problemas actuales que afectan la reorganización de las cadenas de valor globales son el aumento del proteccionismo entre las naciones de todo el hemisferio y las inconsistencias entre las sucesivas administraciones estadounidenses. Cree que el proteccionismo en algunos productos y sectores disminuirá, pero llegó para quedarse en el caso de los productos de alta tecnología. Recientemente se ha producido un alejamiento de la integración hacia acuerdos relacionados con la seguridad nacional, lo que está limitando el acceso a los mercados para muchos países. Eissenstat explicó que esto podría tener resultados negativos para el comercio global en general, pero que a veces las fuerzas del mercado externo son necesarias para disciplinar las políticas internas. Añadió que más allá del proteccionismo, en el panorama político estadounidense altamente polarizado, las políticas comerciales no son duraderas ni sostenibles, lo que dificulta la planificación y la inversión a largo plazo.
La respuesta de América Latina
En este contexto, los oradores coincidieron en que hay varios pasos que tanto los países de ALC como Estados Unidos pueden tomar para beneficiarse de la “relocalización amiga”, la “cercana” y la “relocalización”. Según Eissenstat, este momento ofrece tanto oportunidades como riesgos. ALC puede aprovechar estas dinámicas globales invirtiendo en capital humano y creando una fuerza laboral capacitada. Los países de ALC también deben ser más competitivos a la hora de atraer la inversión extranjera directa que actualmente fluye hacia Vietnam y México. Otros líderes latinoamericanos deben implementar las políticas apropiadas para poder competir.
González describió las que considera las cinco oportunidades más importantes para la región. El primero es la transición energética de los combustibles fósiles a las fuentes renovables, que tendrá un impacto significativo en los patrones comerciales. En América Latina, en promedio, el 30% de la energía proviene de fuentes renovables, el doble que la tasa global. La región tiene el 20% de los minerales críticos del mundo y el 60% de los recursos conocidos de litio del mundo, entre otros. Estas presentan oportunidades tanto en la transición digital como en la energética. En segundo lugar, González resumió cómo los países de ALC pueden utilizar estos activos para desempeñar un papel importante en la lucha contra el cambio climático.
La tercera oportunidad para ALC está en la seguridad alimentaria, según González. ALC proporciona el 14% de la producción mundial de alimentos y el 45% del comercio agroalimentario internacional neto, produciendo suficientes alimentos para alimentar a 1.300 millones de personas. En el contexto de crisis crecientes, como los efectos de la invasión rusa de Ucrania en los mercados de alimentos, ALC puede llenar un vacío importante en la producción de alimentos.
La cuarta oportunidad para ALC es su capacidad de contribuir a la resiliencia de las cadenas de suministro debido a su ubicación geográfica. Por último, González mencionó los aportes que puede hacer la región en servicios entregados digitalmente. Durante las últimas dos décadas en promedio, este sector ha crecido un 8,1% anual. Muchos países de ALC ya están participando en el procesamiento de negocios y la subcontratación tecnológica, complementando a países como Estados Unidos y otros lugares.
En general, González coincidió en que este es un momento emocionante porque los países de ALC tienen muchas opciones cuando buscan mejorar la participación de la región en las cadenas de valor globales. Las oportunidades que tenemos por delante podrían resultar más duraderas que las del pasado a medida que el mundo se enfrenta no solo a los cambios en las cadenas de valor globales, sino también a la transición verde, la transición digital y un mayor apetito general por la resiliencia.