Expertos reflexionan sobre los desafíos de la democracia en Brasil y las implicaciones para la presidencia de Lula
El 20 de enero, el Instituto de las Américas de Georgetown (GAI) organizó una conversación con Monica de Bolle y Matias Spektor para discutir el estado de la democracia en Brasil.
El 8 de enero de 2023, partidarios del expresidente Jair Bolsonaro irrumpieron en la sede del gobierno federal de Brasil en un intento por anular la reciente elección de Luiz Inácio “Lula” da Silva. Para reflexionar sobre estos acontecimientos y analizar los desafíos más amplios que enfrenta la democracia brasileña, GAI organizó una conversación con Monica de Bolle, senior fellow del Peterson Institute for International Economics, y Matias Spektor, profesor asociado del Instituto Brasileño de Relaciones Internacionales de la Fundação Getulio Vargas. Ambos panelistas coincidieron en que Brasil se encuentra más polarizado que nunca y que la nueva administración debe avanzar delicadamente para mantener la delicada estabilidad del país.
Desinformación y polarización
Desde el comienzo del nuevo milenio, Brasil ha pasado de una década inicial de crecimiento económico impulsado por las materias primas y una democracia estable a un período de estancamiento económico y polarización social y política en la última década. La desaceleración de la economía brasileña y el consecuente estallido de la investigación de corrupción del Lava Jato (lavado de autos) en 2014 desestabilizaron el país, debilitando y deslegitimando a los principales partidos políticos.
“Lava Jato abrió la caja al público de cómo en Brasil los presidentes necesitan dispensar dinero para lograr el apoyo político que necesitan”. -Matias Spektor
El ambiente caótico que siguió permitió el surgimiento de un movimiento conservador reaccionario con el que los votantes castigaron a una élite política que percibían ser corrupta. Jair Bolsonaro fue entonces elegido presidente en 2018, apoyado por una clase media descontenta y una coalición de evangélicos neopentecostales, agronegocios, fuerzas de seguridad y militares. Su uso de la retórica mesiánica y de la desinformación fueron clave para consolidar niveles de polarización sin precedentes en el país. Spektor y de Bolle señalaron como la participación de las fuerzas armadas en la administración de Bolsonaro fue una fuente de preocupación que explica por qué los manifestantes habían estado acampando frente a la sede militar durante las semanas previas al ataque del 8 de enero.
“El uso previo de los militares para la seguridad en lugares como Río de Janeiro durante los años de crisis permitió que se los percibiera cada vez más como una fuerza moderadora que resultaba atractiva para las personas que estaban frustradas con el sistema”. -Mónica de Bolle
¿Qué esperar de la nueva administración de Lula?
El nuevo gobierno de Lula tiene un acotado margen de maniobra para implementar las políticas transformadoras que esperan sus seguidores. Un ejército desconfiado, una población polarizada y la prevalencia de desinformación virulenta trabajan en conjunto con una economía global inestable, limitando al nuevo gobierno.
“Los militares en Brasil saben que no pueden dar un golpe de estado, al menos no en el corto plazo. Brasil es una casa dividida con una economía frágil y, en este contexto, Lula debe tener mucho cuidado”. -Matias Spektor
Lula también está limitado en su política exterior. Tanto Spektor como de Bolle creen que Brasil podría convertirse en un líder en diplomacia ambiental. Otros objetivos en la agenda internacional, como profundizar la integración sudamericana o lograr vínculos más fuertes entre la Unión Europea y Mercosur, serán más difíciles de lograr para el nuevo gobierno. Los panelistas concluyeron que, por ahora, la misión de Lula será tan solo mantener unido al país durante los próximos cuatro años.
Una grabación completa del evento está disponible en el canal de YouTube de GAI.