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22 de enero, 2024

Fernanda Martínez Varela realiza investigación sobre grupos supremacistas chilenos

Con el apoyo de una beca estudiantil del GAI, Fernanda Martínez Varela viajó a Chile para recopilar información sobre los grupos supremacistas chilenos en bibliotecas y colecciones de archivos, incluidas revistas.

Fernanda Martínez Varela en Chile
Fernanda Martínez Varela en Chile

Esto fue parte de su investigación para el tercer capítulo de su tesis, que examina ampliamente los dispositivos retóricos y la estética empleados por varios movimientos supremacistas. Analizar los movimientos supremacistas en países étnicamente diversos es intrigante porque revela características estructurales comunes compartidas con el supremacismo de otras regiones, que trascienden las contingencias locales.

Respecto a algunos hallazgos destacables, le resultó fascinante observar la antigüedad del movimiento supremacista en Chile, que se remonta a 1929. Este movimiento tuvo una intensa actividad política, estableciendo programas radiales, publicando en periódicos e incluso formando un partido político. Sin embargo, esta actividad no ha sido continua en el tiempo.

Además, frecuentó la Biblioteca Nacional de Chile y la Biblioteca del Congreso, donde accedió a libros y materiales publicados y difundidos por el partido nazi chileno. También examinó las discusiones del Congreso de las décadas de 1930 y 1940, revelando preocupaciones entre los representantes del Congreso sobre el movimiento nazi en la región del Cono Sur y específicamente en Chile, donde ocurrieron incidentes criminales que involucraban a estos grupos.

En este contexto, el movimiento supremacista chileno contemporáneo hereda de movimientos anteriores originalmente inspirados en la situación europea. Otro punto interesante a destacar es que, al igual que otros movimientos supremacistas, la retórica de estos grupos enfatiza fuertemente el concepto de decadencia espiritual, la mitología nórdica y la oposición a los principios liberales.

Gracias a la subvención del GAI, pudo trazar una línea evolutiva desde los movimientos supremacistas actuales en Chile hasta los más antiguos. La subvención también facilitó el acceso a literatura desconocida al descubrir libros descontinuados producidos por el movimiento para sus seguidores. Esto le permitió construir un corpus bibliográfico sobre el supremacismo chileno, que será valioso para comparar su retórica con la de los casos americanos y europeos.